Apollo 13

“Houston, we have a problem”

Durante toda su historia la humanidad ha tenido aventureros que han ido donde nadie más había estado.
Las migraciones en la prehistoria, el descubrimiento de América, la conquista de los polos, las exploraciones de Livingstone…
Pero nuestro planeta hace ya tiempo que se nos quedó pequeño.
No hay lugar de la Tierra que no haya sido fotografiado por decenas de satélites, y el espíritu que impulsó a todos esos seres humanos a ir allá donde nadie había pisado casi se acabó, pero no del todo.
Aún nos queda un territorio por explorar, e irónicamente la inmensidad de lo desconocido es tan increíblemente grande que no hay mente humana en nuestra civilización que pueda abarcarlo ni imaginárselo en su totalidad.
Aún estamos confinados en nuestro planeta.
Aún debemos echar la vista al cielo y mirar más allá.
Nuestra civilización está en la prehistoria de la investigación espacial, somos una pequeña aldea de salvajes que somos incapaces de construir un barco para abandonar nuestra isla y visitar las otras islas cercanas.
Sí, las conseguimos ver en el horizonte, pero ningún hombre ha estado en ellas.
Una de las concesiones que debemos hacerle a la Guerra Fría fue que, gracias a la competición en la carrera espacial entre los Estados Unidos y la Unión Soviética, dimos el mayor impulso que se le ha dado hasta la fecha en la exploración de lo que hay más allá de nuestro planeta.
Por desgracia esta carrera no se llevó a cabo por el hecho de que el ser humano necesite conquistar el espacio, o por los avances científicos, si no por el mero objetivo de quedar por encima de la otra superpotencia.
Así que, una vez acabada la Guerra Fría, la carrera espacial sufrió una desaceleración.
Y parece que no será este siglo recordado en nuestra historia como el del lanzamiento de la humanidad en la conquista del espacio.
El Programa Apolo comenzó en julio de 1960 cuando la NASA anunció un proyecto, continuación de las misiones Mercury, que tendría como objetivo el sobrevuelo tripulado de nuestro satélite para localizar una zona apropiada con vistas a un eventual alunizaje de astronautas; se cumpliría así el viejo sueño del viaje a la Luna por parte del ser humano.
Pero los planes iniciales se vieron modificados en 1961 con el anuncio del presidente John F. Kennedy de enviar y depositar un hombre en la Luna, y traerlo de vuelta a salvo antes de que finalizara la década.
La meta se alcanzó con 17 meses de sobra cuando el 20 de julio de 1969 Neil Armstrong y Edwin Buzz Aldrin a bordo de la Apolo 11 alunizaron en el Mar de la Tranquilidad.
Así, el Proyecto Apolo fue uno de los triunfos más importantes de la tecnología moderna.
Seis misiones lograron posarse sobre la superficie lunar:
Apolo 11, 12, 14, 15, 16 y 17 con un solo fallo: la misión Apolo 13 no pudo concretar su meta por la explosión del tanque de oxígeno líquido del módulo de servicio, pero la tripulación regresó a salvo.
Previamente a las misiones con descenso proyectado a la superficie de la Luna, se probaron los sistemas de vuelo en varios lanzamientos automáticos, y después hubo dos pruebas tripuladas en órbita terrestre (Apolo 7 y 9), y dos misiones sólo orbitales (sin alunizaje) a la Luna (Apolo 8 y 10)
En 1973, una vez finalizado el programa lunar, tres naves Apolo fueron usadas para enviar tripulaciones a la estación espacial Skylab (misiones SL-2, SL-3 y SL-4) y en 1975 fue lanzada la última nave Apolo, para la misión Apolo-Soyuz.
Otra de las novedades de este programa fue la implementación de un sistema de encuentro y acople con otra nave en órbita lunar, bautizada Lunar Orbit Rendezvous (LOR), que fuera ideado por John C. Houbolt, un ingeniero espacial de la NASA.
A pesar de los riesgos que implicaba su uso, el LOR permitió a la NASA reemplazar el descomunal cohete «NOVA» originalmente planeado para este tipo de misiones, lo cual llevó a un significativo ahorro de dinero.
Apolo 13 fue la séptima misión tripulada del Programa Apolo de los Estados Unidos de América y la tercera con intención de alunizar.
La misión del Apolo 13 era explorar la formación Fra Mauro llamada así por el Cráter Fra Mauro, de 80 km de diámetro que se localizaba en su interior.
Ésta es un área selenológica la cual se pensaba estaba compuesta de “ejecta” del impacto que formó el Mare Imbrium.
La nave Apolo 13 fue lanzada el 11 de abril de 1970 a las 13:13 horas.
La misión empezó con un pequeño incidente:
Durante el vuelo de la segunda etapa, el motor central se apagó dos minutos antes de lo previsto.
Los cuatro propulsores externos estuvieron encendidos más tiempo para compensarlo, y el vehículo continuó hacia una órbita exitosa.
Sin embargo, el alunizaje fue abortado debido a la explosión de un tanque de oxígeno dos días después del despegue, inhabilitando el módulo de servicio del cual dependía el módulo de comando.
A pesar de los apuros causados por la energía limitada, pérdida de calor en la cabina, falta de agua potable y la crítica necesidad de reparar el sistema de extracción de dióxido de carbono, la tripulación regresó a salvo a la Tierra el 17 de abril.
El vuelo fue comandado por James A. Lovell con John L. “Jack” Swigert como piloto del módulo de comando y Fred W. Haise de piloto del módulo lunar.
Swigert suplió al piloto original del modulo de comando Ken Mattingly, a quién el doctor de vuelo mantuvo en tierra debido a que se contagió de rubeola.
Finalmente la tripulación separó el módulo lunar “Aquarius”, dejando el módulo de comando “Odissey” para comenzar su solitaria entrada través de la atmósfera.
Una entrada lunar normal está acompañada por cuatro minutos sin comunicaciones, periodo al que se le llamó “velo negro” y que es causado por la ionización del aire alrededor del módulo de comando.
La posibilidad de un daño al escudo térmico, causada por la ruptura del tanque de oxigeno, elevó la tensión durante el velo negro, el cual tomó 33 segundos más de lo normal.
Sin embargo, “Odissey” restableció el contacto por radio y amerizó a salvo en el Pacífico Sur, al sureste de la Samoa Americana y a 6.5 km del barco de recuperación.
La tripulación estaba en buenas condiciones exceptuando a Haise, quién sufría de una seria infección en el tracto urinario por la falta de agua.
La comisión que investigó el accidente determinó que la explosión se debió a un cortocircuito de los cables de los sensores en los tanques de oxígeno y que produjo una chispa que terminó por agrietar el tanque, el oxígeno liberado a una gran presión, se acumuló en el interior del módulo de servicio, la presión hizo el resto, levantó un panel lateral del módulo produciendo esa violenta sacudida y explosión.
Un mal manejo humano de estos materiales durante el armado del módulo fue la causa del desperfecto.
También hay muchos otros que no dejan de considerar al Apolo 13 como una misión maldita, ninguno de sus tripulantes volvió al espacio, Lovell se retiró en 1972, Haise en 1979 y Swigert murió en 1982, víctima de un cáncer óseo.
Más allá de todas esas cuestiones a veces algo mórbidas, Apolo 13 debe ser considerada con un triunfo del trabajo humano en equipo y la tecnología, su desenlace final fue una gloria, aunque con un dejo se sabor amargo para la NASA, pero con un gran ejemplo a seguir.
“Gentlemen, it's been a privilege flying with you”
Apollo 13 está dirigida por Ron Howard y protagonizada por Tom Hanks, Ed Harris, Kevin Bacon, Gary Sinise, Bill Paxton, Kathleen Quinlan y Miko Hughes; y fue adaptada por William Broyles Jr. y Al Reinert; adaptación libre de la novela “Lost Moon”, escrita por Jim Lovell, comandante de la misión Apolo 13, y Jeffrey Kluger.
El astronauta que comandó la misión en la vida real, James A. Lovell, hace un pequeño papel en los minutos finales, interpretando al capitán del portaaviones que recibe a los astronautas.
Apollo 13 fue nominada a numerosos premios, destacando 9 nominaciones a los Premios Óscar, incluida mejor película y mejor director, resultando finalmente ganadora en las categorías de Mejor Montaje y Mejor Sonido.
Apollo 13 fue muy elogiada por ser una dramatización muy acertada de un hecho real ocurrido durante la carrera espacial.
Muestra el complicado trabajo en equipo, la serenidad y el ingenio a la hora de enfrentarse a una catástrofe sin precedentes en los viajes espaciales.
Lo interesante de Apollo 13, más allá de las concesiones usadas como recursos cinematográficos, es que es tremendamente fiel a lo que ocurrió aquellos días en la misión y en el centro de mando, pudiéndonos hacer una idea de la tensión que se vivió y de lo tremendamente capaces que eran las personas que pusieron al hombre en la luna.
Apollo 13 nos muestra con lujo de detalle las particularidades del entrenamiento y la simulación, las fricciones entre la tripulación y los directivos, las maravillas de la ingeniería como son los cohetes y el modulo lunar, y el ambiente general de lo que fue quizás el mayor logro de la humanidad; poner un pie sobre la Luna.
Apollo 13 puntualiza variantes tales como el compromiso y la fuerza de voluntad de un grupo de astronautas y su equipo técnico de control, el sufrimiento psicológico de sus respectivos familiares, la parafernalia técnica y burocrática específica de los proyectos que dan vida a los viajes espaciales, la exhaustiva preparatoria para llevar a cabo la odisea y las contingencias que la vida depara, la desesperante y heroica misión de rescate.
Lo que mejor resume Apollo 13 es la determinación y los esfuerzos de cientos de personas en la Tierra para devolver a los astronautas sanos y salvos.
La trama nos lleva al año 1970 y el mundo, luego de dos misiones exitosas a la Luna, apenas le presta atención a Apolo 13.
James Lovell (Hanks), Jack Swigert (Bacon), y Fred Haise (Paxton) han sido seleccionados por la NASA para acudir a la siguiente misión estadounidense lunar, Apolo 13.
Cuando una explosión inesperada aleja al diminuto vehículo espacial miles de millas de la Tierra, el mundo entero estará pendiente de los tres astronautas y de su lucha para regresar a la Tierra.
La historia se cuenta desde el punto de vista de James A. Lovell, relatando los esfuerzos de él y de los otros dos astronautas perdidos en el espacio, mientras cientos de personas en la NASA y en el gobierno se mueven a contrarreloj para intentar que los tres astronautas consigan llegar sanos a la Tierra.
¿Fue un reto al destino?
¿Un reto al cabalístico número 13?
Curiosamente, el público empezó a mirar al Apolo 13 desde una perspectiva distinta, a medida que se conocían los detalles de la misión, no faltaron los numerólogos de siempre predestinando la desgracia para esta misión, por primera vez una misión espacial llevaba el nº 13, ya que los vuelos Mercury sólo fueron seis y la Gemini terminó con la 12, la fecha y hora de lanzamiento fue otro "dato" más para estos estudiosos cabuleros, sería lanzado el 11 de abril de 1970, números que sumados dan 13 (1+1+4+7 = 13) a las 13 horas 13 minutos hora de Houston, y para colmo de males la nave entraría en la atracción lunar el día 13.
Habrá que sumar al infortunio la presencia de Richard Nixon en la presidencia de los Estados Unidos…
Lovell y su tripulación se veían algo molestos por esta reacción, la prometedora misión científica a la región lunar de Fra Mauro solo despertaba un interés mórbido por el número 13, pero no influyó en el entusiasmo de nadie en la NASA por la misión, la tripulación ya había elegido la insignia de la misión con unas palabras en latín propuestas por Lovell que dicen "Ex Luna Scientia" que significa "Desde la Luna, Conocimiento" resaltando el carácter científico de la misión.
Apollo 13 tiene pues, y casi exclusivamente, un valor documental, con parcas concesiones a las vidas de los personajes, o a las implicaciones sentimentales o afectivas con las familias o los ambientes sociales.
Cabe resaltar la escena del despegue es particularmente impactante.
Apollo 13 retoma el sueño del hombre por vencer las barreras del espacio y caminar sobre la faz de la luna, y plantea la simple pregunta de por qué arriesgar la vida para ir más alto, más lejos.
¿Qué motiva a los pioneros?
Pero por encima de esto, está la clave:
Por encima de los logros, el objetivo es la supervivencia.
Si viene es cierto Apollo 13 tiene un fuerte carácter patriotero, pues hay banderas estadounidenses prácticamente en cada secuencia que visionamos, no le resta un interesante visionado
“Naturally, it's 13”
Tomando el tema inicial de Apollo 13, el cual es el alunizaje, las acusaciones de conspiración del Programa Apolo constituyen una teoría que afirma que los alunizajes del programa jamás ocurrieron, sino que fueron falsificados por la NASA.
Los proponentes tienen como principales justificaciones las controversias surgidas por algunas fotografías y el contexto de Guerra Fría en el que se produjeron los alunizajes.
Sin embargo, científicos, técnicos e interesados en la historia de la exploración espacial han dado explicaciones racionales a las controversias, de modo que rechazan estas afirmaciones calificándolas de infundadas y de no poseer rigor científico alguno.
Las acusaciones sobre la falsificación de los alunizajes son teorías sobre conspiraciones o afirmaciones de que conspiradores en posesión de conocimiento secreto engañaron al público en pos de fines ocultos.
En el caso de los alunizajes, el motivo sería el afán de los EEUU de descender en la Luna antes que su rival en la carrera espacial, la entonces URSS.
El fraude fue realizado debido a que existía la percepción de que si EEUU ponía un hombre en la Luna antes que la Unión Soviética, esto significaría la primera gran victoria en la Guerra Fría, puesto que los soviéticos ya habían sido los primeros en poner un satélite artificial en órbita, el Sputnik en 1957, el primer hombre en el espacio, y el primer paseo espacial, en una década turbulenta para EEUU durante la cual sólo tenía para mostrar una serie de fracasos, entre los que se destacaban el desastre de la Invasión de Bahía de Cochinos, el asesinato de Martin Luther King Jr., la Guerra de Vietnam, el asesinato de John F. Kennedy, el surgimiento de la Contracultura de los sesenta, etc.
Aquellos que niegan las creencias conspirativas afirman que este mismo argumento haría que fueran los soviéticos los primeros interesados en detectar un fraude y los únicos con los equipos necesarios para hacerlo.
Al no haber publicado tales pruebas habría que llegar a la extraña conclusión de que ellos fueron cómplices en contra de sus propios intereses.
A continuación se presentan algunos de los argumentos y contraargumentos:
¿Por qué la bandera estadounidense ondea en algunas fotografías y vídeos si no hay viento en la Luna?
En las fotografías se puede observar que la bandera tenía un mástil superior para que permaneciera extendida.
Los astronautas movían la bandera al colocarla, y tenía arrugas y ondulaciones por haber estado replegada durante el viaje hacia la Luna, lo que le daba en las fotografías una apariencia que puede confundirse con la de una bandera ondeando.
Sin embargo, en los vídeos grabados en la Luna se puede observar que la bandera queda completamente quieta poco después de que los astronautas dejan de moverla, y permanecía así mientras los astronautas no la movieran.
Además, el hecho de que en la superficie lunar no haya atmósfera hace que no exista resistencia al movimiento.
Es por eso que la bandera permanece en movimiento durante un mayor período de tiempo.
Los astronautas tomaron miles de fotografías, todas ellas perfectamente expuestas y enfocadas.
Los rollos de repuesto no fueron afectados por la intensa radiación cósmica sobre la Luna, condición ésta que debió haberlos dañado.
Ellos lograron ajustar sus cámaras, cambiar los rollos y cambiar filtros con sus trajes presurizados.
Muchas de las fotografías tienen defectos o están desenfocadas o veladas.
Las cámaras fueron modificadas a pedido por el fabricante, Hasselblad, para que pudiesen afrontar las condiciones de vacío y radiación que tienen lugar en el espacio.
Por otra parte las cámaras llevaban rollos herméticos y al gastarse la película no eran cambiados como argumenta la controversia.
Hay fotógrafos que afirman que las fotos son falsas.
Muchas de las fotos de los paisajes lunares de la NASA no tienen sombras paralelas.
Este tipo de sombras sólo se pueden crear con varias fuentes de luz o con un foco cercano, pero la única fuente de luz en la Luna es el Sol.
Si hubiera varias fuentes de luz los astronautas y objetos tendrían más de una sombra, cosa que no sucede.
Las sombras no paralelas se producen debido al «efecto de perspectiva» que sucede también en la Tierra.
Las sombras, además, no tienen por qué ser paralelas en un terreno irregular, como es el caso de la Luna.
La bandera y las palabras «United States» siempre brillan, aun cuando todo es oscuro alrededor.
Algunas de las fotografías fijas no encajan con las tomas de vídeo; sin embargo, la NASA afirma que las tomó al mismo tiempo.
La superficie lunar refleja parte de la luz del Sol, iluminando las partes oscurecidas del módulo, cuyo material era además reflectante.
No es cierto que las fotografías no coincidan con los vídeos grabados.
Científicos y geólogos de todo el mundo las han analizado durante décadas, sin hallar ninguna anomalía.
El espacio exterior está inundado de radiación mortal que emana del Sol; sin embargo, ningún astronauta contrajo cáncer.
Ni siquiera la tripulación del Apolo 16, quienes iban en dirección a la Luna cuando se presentó una protuberancia solar que debió haberlos asado literalmente.
No hay constancia de que hubiera una erupción solar importante durante el vuelo del Apolo 16.
Hubo varias en agosto de 1972, después de que el Apolo 16 hubiera regresado (en abril) y antes del vuelo del Apolo 17 (en diciembre de ese mismo año).
Jack Swigert, de la misión Apolo 13, falleció de cáncer óseo varios años después de su viaje a la Luna, poco antes de tomar cargo como diputado por Colorado, aunque no se puede saber si su enfermedad pudo ser debida al viaje espacial.
El módulo de aterrizaje pesaba 17 toneladas; aun así, no deja en la Luna huellas tan profundas como las de las pisadas de los astronautas.
Ni siquiera el poderoso cohete propulsor del módulo de aterrizaje deja rastros debajo de él.
Debió haber creado un cráter bajo el cohete; sin embargo, parece no haberse encendido nunca.
Los denunciantes de la conspiración creen que los motores tendrían al menos suficiente potencia para levantar el polvo debajo del módulo cuando éste aterrizaba.
Si esto es verdad…
¿Cómo se produjeron las famosas huellas de las botas de Armstrong si todo el polvo había sido soplado?
El módulo lunar pesaba entre 15 y 17 toneladas en la Tierra.
En la Luna la gravedad es aproximadamente seis veces menor, y el combustible que se gastaba antes de alunizar constituía una buena parte del peso, por lo que el peso del módulo en la superficie de la Luna se situaba entre 1200 y 1600 kilogramos.
La idea de que debió haberse formado un cráter debajo del módulo lunar es errónea y está basada en pura especulación.
Segundos antes de alunizar, el módulo sólo tenía que contrarrestar su peso, que era de unos 1400 kg (3100 libras)
Por tanto, el motor del módulo tenía que proporcionar un empuje similar (incluso algo menor)
Dividiendo esa fuerza (1400 kg) entre la superficie de salida de la tobera, obtenemos la presión con la que salían expulsados los gases:
Aproximadamente 1,5 PSI (libras por pulgada cuadrada), presión que disminuía aún más debido a la rápida expansión de los gases en el vacío, por lo que no era suficiente para crear un cráter, aunque sí para levantar algo de polvo lunar, tal y como se muestra en las grabaciones de los alunizajes realizadas desde la ventana del módulo y alterar levemente el suelo, como de hecho muestran las fotografías.
Adicionalmente, el polvo de las inmediaciones no habría sido removido puesto que la ausencia de aire en la Luna evita la aparición de viento en el alunizaje, por lo que la posibilidad de dejar huellas no se ve afectada.
Se argumenta que la ausencia de estrellas en las fotografías de la Luna es inaceptable, a pesar de la falta de atmósfera para oscurecer la visión.
Yuri Gagarin dijo que las estrellas eran tremendamente brillantes.
Sin embargo, las fotografías de la NASA no muestran estrellas en el cielo lunar.
Se alega que la razón por la cual no aparecen estrellas en las fotos es porque los astrónomos calcularían sus posiciones y configuración y notarían algo incorrecto; por lo tanto, el montaje sin estrellas era más fácil de manejar.
Tampoco aparecen estrellas en las fotografías tomadas desde el transbordador espacial, la estación espacial Mir o la Estación Espacial Internacional.
La razón es que son demasiado débiles para ser captadas en la imagen fotográfica.
Es necesario un tiempo de exposición mayor de 20 segundos, y el tiempo de exposición de las fotografías de las misiones Apolo era de una fracción de segundo.
Las fotografías espaciales en las que aparecen estrellas son de larga exposición.
La visibilidad de las estrellas por parte de los astronautas depende mucho de las condiciones de observación.
Gagarin, por ejemplo, pasó buena parte de su vuelo a la sombra de la Tierra, debido a que su nave volaba en una órbita baja.
Esto facilitaba que sus ojos se acostumbrasen a la penumbra y fuera más fácil ver las estrellas.
Lo mismo ocurre en los vuelos del transbordador espacial.
Sin embargo, los vuelos Apolo salían de la sombra proyectada por la Tierra en cuanto se alejaban de ésta, y por tanto era más difícil para los astronautas divisar las estrellas.
La pureza del oxígeno en el módulo lunar habría derretido la cubierta de la cámara Hasselblad, produciendo gases venenosos.
¿Por qué no les pasó nada a los astronautas?
La cubierta de las cámaras Hasselblad utilizadas en los vuelos Apolo no era la misma que la de las unidades normales que vendía Hasselblad.
Fue modificada para adaptarla a las condiciones que se iban a encontrar en el espacio.
Los denunciantes de la conspiración afirman que no se puede producir una llama en el vacío por la falta de oxígeno.
Sin embargo, tomas del módulo del Apolo 11 muestran llamas que salen de la tobera.
El combustible del módulo lunar era hidracina, que reaccionaba espontáneamente en contacto con tetróxido de dinitrógeno, sin necesidad de oxígeno ni chispa.
En realidad, las imágenes del motor del módulo lunar prácticamente no muestran una llama.
Como es bien sabido por los ingenieros químicos, la hidracina es un combustible hipergólico, esto es, que no produce llama al quemarse.
Las huellas son el resultado del peso desplazando al aire o la humedad entre las partículas de polvo o arena.
Los astronautas dejaron huellas por todos lados.
No es necesario que haya humedad para dejar huellas en un terreno.
Las imágenes de televisión del Apolo 11 eran bastante malas; sin embargo, éstas mejoraron mágicamente en las siguientes misiones.
El Apolo 11 no utilizó una antena de alta ganancia, como las que utilizaron las misiones posteriores.
Esta antena era capaz de transmitir imágenes en color.
¿Por qué la mayoría de las fotos de los Apolo tienen líneas claras de definición entre el frente y el fondo?
Es lógico esperar una mayor nitidez en las fotografías lunares.
Allí, al no haber atmósfera, los objetos lejanos (montañas, etc.) no se ven tan borrosos como pueden aparecer aquí en la Tierra.
¿Por qué una de las fotografías muestra una roca marcada con la letra «C» mayúscula sobre otra «C» marcada sobre el suelo lunar?
En realidad, la «C» es un pelo introducido durante el revelado, como quedó demostrado en la ampliación de la imagen que realizó el Instituto Lunar y Planetario.
La imagen que contiene la «C» no es la original; es una de las muchas copias de cada fotografía.
La «C» no aparece en ninguno de los originales de la fotografía; ni tampoco en ninguna de las copias de la fotografía anterior, tomada con unos segundos de diferencia, y que muestra la misma roca.
Esos pelos o fibras aparecen en otras fotografías, debido al mismo motivo.
Una copia de la imagen muestra incluso cuatro pelos.
La marca similar que parece verse en el suelo está formada por la sombra de piedras más pequeñas, y se pueden encontrar sombras similares en otras fotografías lunares, que se pueden confundir por pareidolia con objetos reales.
¿Cómo fue que la antena de fibra de vidrio del Gemini 6A sobrevivió el tremendo calor al entrar de nuevo en la atmósfera?
Este argumento se refiere a una misión muy anterior, del programa Gemini, y por tanto tiene muy poco que ver con la discusión lunar.
Sin embargo, puede pensarse que es un asunto que se debe aclarar:
La antena en concreto era retráctil y estaba en posición replegada durante la reentrada.
En la película de Ron Howard Apollo 13 (1995), los astronautas pierden la energía eléctrica y empiezan a preocuparse de morir congelados.
En realidad, por supuesto, ellos estaban sometidos al constante bombardeo de los rayos solares que rápidamente calentaron el vehículo a temperaturas letales, sin atmósfera en la cual disipar el calor.
Es falso que un objeto sólo pueda disipar calor en la atmósfera.
Se puede disipar calor en forma de radiación en el vacío del espacio.
Es un concepto muy básico de termodinámica.
Aunque una nave espacial esté siendo calentada por una parte, la mitad que se encuentra en sombra disipa calor al vacío del espacio.
¿Quién se arriesgaría a usar el módulo lunar sobre la Luna cuando jamás se realizaron pruebas de simulación del alunizaje?
Claro que se hicieron pruebas del alunizaje, tanto en la Tierra como en el espacio.
La tripulación del Apolo 9 voló el módulo lunar en órbita terrestre, y el Apolo 10 probó el módulo lunar a escasos kilómetros sobre la superficie lunar.
El módulo lunar, por su peso y tamaño, no era capaz de escapar de la gravedad de la Luna, ni contenía el suficiente combustible para hacerlo.
Los cálculos para comprobar la capacidad de una nave para situarse en órbita son sencillos, y pueden encontrarse en páginas especializadas.
Como es obvio, los científicos soviéticos eran los más interesados en comprobarlo, y ni ellos ni la enorme cantidad de ingenieros aeronáuticos del resto del mundo ha denunciado anomalía alguna.
Se tiende a comparar erróneamente la potencia necesaria para poner en órbita terrestre el transbordador espacial, con el módulo lunar.
En la Luna no es necesario vencer la resistencia de la atmósfera, ya que ésta es prácticamente inexistente allí, y la gravedad es un sexto de la terrestre.
El transbordador en la superficie terrestre pesa 91 000 kilogramos, sin el tanque externo ni los cohetes laterales, mientras que el módulo en la superficie lunar pesaba entre 1200 y 1600 kilogramos.
Además, el módulo lunar sólo necesitaba colocarse en órbita, ya que el impulso para escapar finalmente de la gravedad lunar y regresar a la Tierra lo proporcionaba el módulo de mando, después del re acoplamiento.
En lugar de ser capaces de saltar 3 metros (10 pies) en una gravedad de un sexto de la terrestre, el salto más alto de los astronautas fue de 50 cm (19 pulgadas)
Al haber riesgo de rotura del traje por una mala caída, los astronautas evitaron hacer movimientos exagerados.
No es cierto que el salto más alto fuera de 19 pulgadas (50 cm)
Según informó Neil Armstrong, llegó a dar saltos de 5 ó 6 pies de altura (1,5 y 1,8 metros respectivamente), aunque dejó de intentarlo debido al riesgo de caída.
Aunque el movimiento lento de la fotografía tiene una apariencia convincente de baja gravedad, no pudo disimular el hecho de que los astronautas se desplazaban entre pasos una distancia similar a la de los pasos en la Tierra.
Los defensores de la falsificación de los alunizajes alegan que la apariencia de ausencia de gravedad se hizo con una serie de cables de los que colgaban los astronautas y luego pasados a cámara lenta.
El que la distancia de los pasos sea mayor o sea menor es una cuestión un tanto subjetiva sobre la que puede haber varias interpretaciones.
Sin embargo, el polvo que levantaban las ruedas del róver lunar describe una parábola perfecta para después caer sobre el suelo lunar, debido a la ausencia de aire.
En la Tierra eso no pasa; el aire hace que el polvo se levante y flote.
No existe todavía tecnología suficiente para imitar en la Tierra las condiciones de vacío para que se lleve a cabo algo semejante.
Si el róver se estaba moviendo sobre una gravedad de un sexto, entonces debió haber requerido un ancho de 20 pies (6 metros) para evitar que se volcara en cada curva.
El róver lunar tenía el mismo tamaño que un coche normal.
Lo único que tenía que ver el róver lunar con un coche normal, era el tamaño, y con matices, puesto que medía 3,1×1,8 metros, y sus ruedas tenían 81 cm de diámetro.
Su peso era de 209 kg en la Tierra, y de 34,7 kg en la Luna,42 y fue un complejo trabajo de ingeniería.
Para evitar que volcara, la velocidad estaba limitada a 14 kilómetros por hora, y tenía tracción a las cuatro ruedas.
Además estaba diseñado para poder subir cuestas de hasta 30 grados.
Usaron materiales muy ligeros para su construcción, y podía aguantar hasta el doble de su propio peso.
Fue usado en las misiones Apolo 15, Apolo 16 y Apolo 17.
El diseño y la construcción corrieron a cargo, entre otras compañías, de la Boeing.
Un astrofísico que trabajó para la NASA escribió que se necesita un escudo de dos metros de grosor para protegerse contra las protuberancias solares y que las protuberancias solares más grandes emiten miles de decenas de rems en una hora.
Los científicos rusos calcularon en 1959 que los astronautas necesitaban un escudo de 4 pies de grosor (1,2 metros) para protegerlos sobre la superficie lunar.
¿Por qué los astronautas de las misiones Apolo 14 y 16 no murieron después de ser expuestos a esa inmensa radiación?
¿Y por qué sólo ahora la NASA empieza a estudiar un método para medir los niveles de radiación en la Luna y los efectos sobre los humanos si ellos ya hicieron eso anteriormente?
El argumento se refiere al científico John Mauldin.
Sin embargo, la cita de Mauldin se refería al viaje interestelar, es decir, fuera del Sistema Solar, donde la radiación es mucho mayor y se recibe durante mucho más tiempo que en los viajes a la Luna.
El supuesto estudio soviético de 1959 que afirma que se necesita un escudo de 4 pies de grosor (1,2 metros) contra la radiación, sencillamente no existe, dado que ningún teórico de la conspiración ha sido capaz de dar referencias sobre el mismo.
El hecho de que el diseño de la nave rusa destinada al viaje lunar tripulado en los años sesenta fuera similar al de la nave Apolo, demuestra que no era necesario un escudo de ese grosor.
Los rusos abandonaron su programa lunar tripulado a principios de la década de los setenta por diversas causas.
En las misiones Apolo, los astronautas llevaban dosímetros para medir el nivel de radiación, pero no realizaron un estudio exhaustivo de la radiación en la Luna.
Actualmente esto se realiza mediante sondas no tripuladas, porque es importante conocerlo con mayor exactitud, de cara a una futura estancia permanente en la Luna.
La tela de los trajes espaciales está apuntada con cremalleras.
Debió haber escapes de aire puesto que aun el agujero de un alfiler desinfla un neumático en poco tiempo.
La cremallera exterior del traje no era la que retenía la presión del aire.
Los trajes están compuestos de varias capas interiores con diferentes funciones.
La más interna retenía la presión mediante juntas de goma, tal y como ocurre en los trajes actuales.
Los astronautas que vestían estos trajes presurizados podían doblar los dedos, muñecas y rodillas fácilmente a una presión de 5,2 PSI (libras por pulgada cuadrada), aun así la pera de velocidad de un boxeador (punching ball) es prácticamente imposible de doblar a una presión de 4 PSI.
Los astronautas se verían como globos si sus trajes hubieran sido presurizados a esos niveles.
La presión interna de los trajes Apolo es similar a la de los trajes espaciales actuales, que los astronautas de la NASA utilizan en los paseos espaciales del transbordador espacial y la Estación Espacial Internacional.
Y no hay ningún problema de este tipo.
Las juntas que necesitan flexibilidad (codos, rodillas, etc.) tienen un diseño surcado por pliegues que permite doblarlas ligeramente.
La NASA se tomó el trabajo de llevar róvers a la luna por valor de varios millones de dólares, pero nunca se tomó la molestia de llevar telescopios para fotografiar las estrellas sin la interferencia de atmósfera.
Algo que era el sueño de muchos astrónomos.
¿Cómo pudieron pasar por alto eso?
Falso.
Los astronautas del Apolo 16 llevaron a la superficie de la Luna un telescopio de luz ultravioleta, que obtuvo 178 imágenes de diversas regiones del cielo durante su estancia.
Los resultados de este experimento fueron publicados en el Apollo 16 Preliminary Science Report y en la revista Science en 1972.
Un vídeo secreto sacado a la luz demuestra que la histórica escena de la llegada del hombre a la Luna el 20 de julio de 1969 habría sido un fraude.
En él se observa que uno de los astronautas está bajando del módulo lunar cuando se cae un foco de la escenografía.
De inmediato ingresan al decorado una serie de técnicos para arreglar el desperfecto y seguir con la grabación.
El vídeo es falso, e incluso ha merecido una entrada en la página de referencia sobre leyendas urbanas Snopes.com.
El vídeo surgió en la página moontruth.com, donde tras mostrarlo se especificaba que se trataba de una broma.
La página original ha desaparecido, pero se puede consultar en el Internet Archive, una organización que guarda una versión caché de millones de páginas de Internet desde 1996.
Programa Apolo, realidad o montaje…
Apollo 13… un número que controló una misión...

“This could be the worst disaster NASA's ever faced”


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